Proyectar no es suficiente arquitectura
Las conversaciones que tienen lugar en un taller de arquitectura muy a menudo incluyen referencias a arquitectos y a obras que pensamos son significativas, ejemplares. Es una manera natural de enriquecer la reflexión, si entendemos la arquitectura como un largo y continuo proceso de pensamiento al que cada proyecto se añade, y no necesariamente como una constante gimnasia de la novedad. Muy a menudo, lo hemos confirmado, estas referencias son atendidas por los estudiantes de manera superficial. Si acaso ocurre, las obras se entienden como imágenes sin contexto histórico o intelectual. Sólo como formas “para inspirarse” y no como parte de una estrategia, tal como la describe Rafael Moneo en Inquietud teórica y estrategia proyectual:
“El término “estrategia”, el otro concepto que ha dado pie a que estas lecciones se hayan convertido en un libro, se entiende aquí como mecanismos, procedimientos, paradigmas y artilugios formales que aparecen con recurrente insistencia en la obra de los arquitectos actuales: de ellos entiendo que se valen para configurar lo construido.”
La pregunta que nos hacemos en este taller es: ¿El análisis de obras de arquitectura significativas pueden tener lugar al mismo tiempo que el ejercicio proyectual y llevarse a cabo en un mismo taller y con la misma intensidad? Estamos convencidos de ello. Es más, lo creemos necesario: porque compartimos la desconfianza sobre el proyectista que es simplemente “creativo” sin ser al mismo tiempo un diseñador culto o al menos informado. Durante un proceso de análisis, que no puede ser realizado más que a través de los mismos medios con los cuales proyectamos –dibujos, maquetas, modelos, diagramas– nos proponemos también cuestionar el uso mecánico que llegamos a hacer de estas herramientas. A cierta altura de la formación universitaria de un arquitecto, “plantas, cortes y maquetas” pueden comenzar a producirse sin cuestionar siquiera si para cada proyecto –o cada análisis- no existen dibujos y modelos idóneos, que son intrínsecos al proceso y no simples productos estándares.
Los objetivos de este taller son:
“(...) Not only are there too few ideas to cover the number of projects in progress (the same applies to careers), but creativity also bars architecture from using the ideas of others, denying it access to its collective memory.
At least one major revolution in architecture is presented each year. The sheer frequency of revolutions negates their validity. Contemporary architecture is like a dog chasing its tail (...)”
Reinier de Graaf, The Inevitable Box
Las conversaciones que tienen lugar en un taller de arquitectura muy a menudo incluyen referencias a arquitectos y a obras que pensamos son significativas, ejemplares. Es una manera natural de enriquecer la reflexión, si entendemos la arquitectura como un largo y continuo proceso de pensamiento al que cada proyecto se añade, y no necesariamente como una constante gimnasia de la novedad. Muy a menudo, lo hemos confirmado, estas referencias son atendidas por los estudiantes de manera superficial. Si acaso ocurre, las obras se entienden como imágenes sin contexto histórico o intelectual. Sólo como formas “para inspirarse” y no como parte de una estrategia, tal como la describe Rafael Moneo en Inquietud teórica y estrategia proyectual:
“El término “estrategia”, el otro concepto que ha dado pie a que estas lecciones se hayan convertido en un libro, se entiende aquí como mecanismos, procedimientos, paradigmas y artilugios formales que aparecen con recurrente insistencia en la obra de los arquitectos actuales: de ellos entiendo que se valen para configurar lo construido.”
La pregunta que nos hacemos en este taller es: ¿El análisis de obras de arquitectura significativas pueden tener lugar al mismo tiempo que el ejercicio proyectual y llevarse a cabo en un mismo taller y con la misma intensidad? Estamos convencidos de ello. Es más, lo creemos necesario: porque compartimos la desconfianza sobre el proyectista que es simplemente “creativo” sin ser al mismo tiempo un diseñador culto o al menos informado. Durante un proceso de análisis, que no puede ser realizado más que a través de los mismos medios con los cuales proyectamos –dibujos, maquetas, modelos, diagramas– nos proponemos también cuestionar el uso mecánico que llegamos a hacer de estas herramientas. A cierta altura de la formación universitaria de un arquitecto, “plantas, cortes y maquetas” pueden comenzar a producirse sin cuestionar siquiera si para cada proyecto –o cada análisis- no existen dibujos y modelos idóneos, que son intrínsecos al proceso y no simples productos estándares.
Los objetivos de este taller son:
- Comprender las estrategias y la postura de diseño de algunos arquitectos relevantes del siglo XX y XXI
- Ejercitar en este proceso la observación atenta y disciplinada, así como el uso de las mismas herramientas que utilizamos para proyectar
- Reconocer los métodos de análisis y comunicación apropiados para cada una las estrategias de diseño analizadas
- Confrontar y completar el análisis con la obra real. Visitar una obra de arquitectura de manera experta
- Producir un documento que registre, de manera cuidadosa, el proceso de análisis
- Adoptar las estrategias aprendidas para enriquecer una postura de diseño propia
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